Ninguno de los actuales problemas del mundo se puede resolver por la fuerza
“Hoy es un día de tragedia para Estados Unidos. Ustedes saben bien que aquí jamás se ha sembrado odio contra el pueblo norteamericano. Quizás, precisamente por su cultura y por su falta de complejos, al sentirse plenamente libre, con patria y sin amo, Cuba sea el país donde se trate con más respeto a los ciudadanos norteamericanos. Nunca hemos predicado ningún género de odios nacionales, ni cosas parecidas al fanatismo, por eso somos tan fuertes, porque basamos nuestra conducta en principios y en ideas, y tratamos con gran respeto —y ellos se percatan de eso— a cada ciudadano norteamericano que visita a nuestro país.
Además, no olvidamos al pueblo norteamericano que puso fin a la guerra de Viet Nam con su enorme oposición a aquella guerra genocida; no olvidamos al pueblo norteamericano que, en un número superior al 80%, apoyó el regreso de Elián a nuestra patria (Aplausos); no olvidamos cuánto idealismo, perturbado muchas veces por el engaño, porque —como hemos dicho muchas veces— para llevar a un norteamericano a que apoye una causa injusta, una guerra injusta, primero hay que engañarlo, y el método clásico utilizado en la política internacional de ese enorme país es el método de engañar primero, para contar después con el apoyo de la población. Cuando sucede a la inversa y su pueblo descubre que algo es injusto, por su tradición de idealismo, se opone a aquello que ha estado apoyando, muchas veces, causas muy injustas, convencido de que lo que apoyaba era justo.
Por eso nosotros —que sabemos no el número exacto, pero que hemos visto escenas impresionantes de sufrimientos y posibles víctimas— hemos sentido dolor profundo y tristeza por el pueblo norteamericano, fieles a la línea que hemos seguido siempre.
No andamos adulando a gobiernos, ni pidiendo perdones, ni favores, ni se alberga en nuestros pechos ni siquiera un átomo de temor. La historia de la Revolución ha demostrado cuán capaz es de desafiar, cuán capaz es de luchar, cuán capaz es de resistir lo que tenga que resistir, algo que nos ha convertido en un pueblo invencible. Esos son nuestros principios, una Revolución que se basa en ideas, en la persuasión y no en la fuerza. Espero que no quede loco por el mundo capaz de decir que 1 200 000 ciudadanos desfilaron por ese malecón el pasado 26 de julio obligados, por la fuerza.
Nuestra reacción ha sido la que dije, y quisimos que nuestro pueblo viera las escenas y contemplara la tragedia. Y no hemos vacilado en expresar públicamente nuestro sentimiento. Aquí mismo está una declaración que se entregó a la prensa internacional alrededor de las 3:00 de la tarde, elaborada tan pronto se conocieron los hechos; mientras tanto, nuestra televisión estaba enfrascada en la divulgación de los acontecimientos. Sería comunicada a nuestro pueblo en el noticiero de la noche.
Me adelanto aquí algunos minutos para hacerles conocer la Declaración Oficial del Gobierno de Cuba, frente a los hechos ocurridos en Estados Unidos.
“El Gobierno de la República de Cuba ha recibido con dolor y tristeza las noticias sobre los ataques violentos y sorpresivos realizados en la mañana de hoy contra instalaciones civiles y oficiales en las ciudades de Nueva York y Washington, que han provocado numerosas víctimas.
“Es conocida la posición de Cuba contra toda acción terrorista” —nuestra historia lo demuestra, eso lo saben bien todos los que conocen la historia de nuestras luchas revolucionarias. “No es posible olvidar que nuestro pueblo ha sido víctima durante más de 40 años de tales acciones, promovidas desde el propio territorio de Estados Unidos.
“Tanto por razones históricas como por principios éticos, el Gobierno de nuestro país rechaza y condena con toda energía los ataques cometidos contra las mencionadas instalaciones y expresa sus más sinceras condolencias al pueblo norteamericano por las dolorosas e injustificables pérdidas de vidas humanas que han provocado dichos ataques.
“En esta hora amarga para el pueblo norteamericano, nuestro pueblo se solidariza con el pueblo de Estados Unidos y expresa su total disposición a cooperar, en la medida de sus modestas posibilidades, con las instituciones sanitarias y con cualquier otra institución de carácter médico o humanitario de ese país, en la atención, cuidado y rehabilitación de las víctimas ocasionadas por los hechos ocurridos en la mañana de hoy” (Aplausos).
Esto no solo lo hemos hecho público, sino que lo hemos trasmitido por vía oficial, en horas de la tarde, especialmente cuando empezaron a aparecer sumas impresionantes de posibles víctimas y conocimos que los hospitales estaban llenos de heridos.
Aunque no se sepa si son 5 000, 10 000, 15 000, 20 000 las víctimas, se sabe que solo en los aviones que fueron estrellados contra las torres, o contra el Pentágono, viajaban cientos de pasajeros, y ofrecimos lo que podíamos si hiciera falta.
Ese es un país que tiene un gran desarrollo científico, médico, recursos; pero hay momentos en que pudiera hacer falta sangre de un grupo, plasma —cualquier otro producto que nosotros podamos donar lo haríamos gustosamente—, o apoyo médico, o de personal paramédico, porque sabemos que muchos hospitales tienen déficit de determinados técnicos y profesionales. En fin, lo que queríamos era expresar nuestra actitud y nuestra disposición con relación a estos trágicos acontecimientos.
Todo esto tiene algunos antecedentes, porque les mencioné que habíamos soportado más de 40 años de terrorismo; es más, hemos publicado que en determinadas ocasiones le hemos trasmitido al gobierno de Estados Unidos importantes riesgos para la vida de ciudadanos norteamericanos. Aquí tengo un ejemplo, es una página y cuarto.
En los días posteriores a los ataques terroristas a nuestros hoteles por la mafia terrorista radicada en la Florida, que proyectaba y pagaba los ataques terroristas contra Cuba, al igual que decenas de planes de atentados contra mí las veces que he tenido necesidad de viajar al exterior, el grupo, encabezado por el monstruo de Posada Carriles, al que habíamos capturado ya algunos cómplices que eran mercenarios extranjeros, al ingresar al territorio nacional, con los medios correspondientes, tenía proyectado utilizar el procedimiento sofisticado de las bombas que ponían en los hoteles o en lugares concurridos por turistas extranjeros como La Bodeguita del Medio, y que podían explotar hasta 99 horas después de colocadas para atacar naves aéreas. Podían viajar, poner la bomba en el avión, pasarse tres días de fiesta y regresar a su país antes de que la misma estallara. Hubo el caso de aquel mercenario salvadoreño que proyectó colocar cinco en hoteles y lugares públicos de la capital para hacerlas estallar casi simultáneamente, una detrás de otra. Véase adónde se había llegado.
Más de una vez nos comunicamos por vías confidenciales con el gobierno de Estados Unidos y aquí hay uno de los mensajes directos al que presidía el país en ese momento —mensajes por vías confidenciales, no vamos a decir cómo, a través de personas de entera confianza, que tenían amistad con nosotros y con él, a las que explicábamos con exactitud lo que queríamos que comunicaran—; ya una vez se usó una parte de ese material, pero voy a citar textualmente un ejemplo:
“Un asunto importante.
“Número uno: Se mantienen planes de actividad terrorista contra Cuba, pagados por la Fundación Nacional Cubano Americana y usando mercenarios centroamericanos. Se han realizado ya dos nuevos intentos de hacer estallar bombas en nuestros centros turísticos, antes y después de la visita del Papa.
“En el primer caso los responsables pudieron escapar, regresando por vía aérea a Centroamérica, sin lograr sus propósitos, dejando abandonados los medios técnicos y los explosivos, que fueron ocupados.
“En el segundo intento fueron arrestados tres mercenarios, ocupándose los explosivos y demás medios; son de nacionalidad guatemalteca. Por cada una de las cuatro bombas que debían estallar, recibirían 1 500 dólares” —fueron de los primeros capturados, no del que puso el mayor número de bombas.
“Ambos casos fueron contratados y suministrados por agentes de la red creada por la Fundación Nacional Cubano Americana; ahora están planeando y dando ya pasos para hacer estallar bombas en aviones de las líneas aéreas cubanas o de otro país que viajen a Cuba, trayendo y llevando turistas desde y hacia países latinoamericanos.
“El método es similar: colocar el dispositivo de pequeño tamaño en lugar oculto del avión, explosivo potente, detonante controlado por reloj digital que puede ser programado hasta con 99 horas de anticipación, abandonar la nave normalmente en el lugar de destino; la explosión se produciría en tierra o en pleno vuelo posterior. Procedimientos verdaderamente diabólicos: mecanismos fáciles de armar, componentes casi imposibles de descubrir, entrenamiento mínimo para su empleo, impunidad casi total, sumamente peligrosos para las líneas aéreas, instalaciones turísticas o de cualquier otro tipo; instrumentos utilizables para crímenes y delitos muy graves.
“Si llegan a divulgarse y conocerse tales posibilidades” —nosotros nos oponíamos a que se divulgara la tecnología que usaban— “pueden convertirse en una epidemia, como ocurrió en otros tiempos con los secuestros de aviones. Otros grupos extremistas de origen cubano, radicados en Estados Unidos, comienzan a moverse en esa dirección.
“Las agencias policiales y de inteligencia de Estados Unidos poseen informaciones fidedignas y suficientes de los principales responsables, si realmente lo desean pueden hacer abortar a tiempo esta nueva forma de terrorismo; imposible frenarla si Estados Unidos no cumple el elemental deber de combatirla. No se puede dejar la responsabilidad de hacerlo solo a Cuba, muy pronto podría ser víctima de tales actos cualquier país del mundo.”
Esto lo informamos, le prestaron atención, a extremo tal que nos consultan sobre la conveniencia de enviar un texto del gobierno norteamericano a compañías aéreas.
Mandaron el texto en que les comunicaban a las líneas aéreas: “Hemos recibido información sin confirmar acerca de un complot para colocar artefactos explosivos a bordo de naves aéreas civiles que operan en Cuba y países latinoamericanos. Las personas involucradas en el control planean dejar un pequeño artefacto explosivo a bordo…”, en fin, explican lo que les habíamos trasmitido.
“No podemos descontar la posibilidad de que la amenaza pueda incluir operaciones de carga aérea internacional desde los Estados Unidos.
“El gobierno de Estados Unidos continúa buscando información adicional para esclarecer, verificar o refutar esta amenaza.”
Nosotros les expusimos nuestra oposición a que publicaran ese aviso, porque uno de los objetivos que estaban persiguiendo los individuos era sembrar el pánico, y les expusimos que había otros procedimientos, como los que usamos nosotros: montamos las guardias pertinentes dondequiera que había un riesgo de poner una de esas bombas, chequeamos y sabíamos quiénes podían ponerlas y quiénes andaban envueltos en los planes. Estuvimos vigilando, que es lo que hay que hacer, si no quiere sembrar pánico, crear escándalo u otorgarles a los autores el objetivo que buscaban de afectar la economía del país y sembrar el terror.
De todas formas publicaron la información. Está bien, ya nosotros habíamos fortalecido mucho los mecanismos para capturar a los individuos y desde entonces no pudieron poner una bombita más, y la guardia se mantiene donde es necesario. Cuando fueron a hacer el atentado allá en Panamá, nosotros sabíamos más de lo que estaban planeando que lo que ellos mismos sabían. Eso está clarísimo.
Ahí está la mafia de Miami haciendo esfuerzos por poner en libertad a los terroristas sorprendidos in fraganti y arrestados en Panamá. Tienen ya planes de cómo hacerlo, por qué país evacuarlos y cómo, haciéndose allí los enfermos y moviéndose; reciben visitas de Miami por la libre, y hasta, incluso, participaron en el envío de una filtración armada a Cuba hace unos meses, por Santa Clara.
Gracias a muchos amigos que tenemos por todas partes y a hombres como los que están ahí (Se refiere a los patriotas cubanos presos en Miami por buscar información sobre planes terroristas contra Cuba), el país se ha defendido de ese terrorismo (Aplausos).
Lo señalo porque hay una realidad, por ahí hay más papeles y notas y nosotros hemos enviado a veces mensajes verbales, y a veces hemos dejado constancia escrita, y uno de los argumentos que hemos utilizado es un argumento irrefutable: Estados Unidos es el país que tiene el mayor número de grupos extremistas organizados y 400 de ellos están armados.
Los secuestros aéreos, método inventado contra Cuba, se convirtieron en una plaga universal, y fue Cuba la que al fin y al cabo resolvió ese problema cuando, después de advertirlo reiteradamente, devolvimos a Estados Unidos a dos secuestradores; es doloroso, eran ciudadanos cubanos, pero lo habíamos advertido, vinieron y los enviamos, cumplimos la palabra pública; pero nunca, ni siquiera después nos dieron noticias para sus familiares. Tienen su modo de actuar. Nadie sabe. Sé que los condenaron a 40 años, y aquello fue lo que puso fin al secuestro de aviones.
Pero, oiga, allí tienen 800 grupos extremistas. A veces se han encerrado en un lugar por alguna razón, se han dado candela, se han muerto todos; grupos que por una razón, muchos de ellos por razones políticas, a veces por razones religiosas, pero grupos violentos, proclives al empleo de la fuerza o a preparar venenos, productos para actuar contra las propias autoridades norteamericanas. No estoy hablando de la gente de la mafia, estoy hablando de cientos de grupos extremistas organizados y que actúan dentro de Estados Unidos. No hace mucho tiempo hicieron volar el edificio aquel de Oklahoma.
El país más vulnerable al terrorismo es Estados Unidos, el que tiene más aviones, más dependencia de recursos técnicos, vías eléctricas, gasoductos, etcétera, etcétera. Y muchos componentes de esos grupos son fascistas, no les importa matar; mentalmente deben estar mucho más cerca de la locura que de una inteligencia equilibrada. Nosotros les hemos dicho a las autoridades norteamericanas: hay que evitar que tales métodos se divulguen —ese argumento lo usamos—, son fáciles de utilizar, es un peligro para ustedes.
En este mismo momento, cuando yo llegué aquí, no había ningún elemento de juicio para afirmar quién pudo poner esas bombas, porque pudo ser una acción ideada y ejecutada por alguno de estos grupos, que ya lo han hecho, como en Oklahoma, o pueden ser grupos del exterior; pero es evidente, por los detalles que han llegado, que esto fue organizado con bastante eficacia, digamos, bastante organización y sincronización, propio de gente que conocen, que tienen preparación, que contaban con pilotos capaces de manejar los Boeing de gran tamaño, que coordinaron las horas exactas en que los que iban a actuar, secuestraron, sin duda, el avión de la ruta aérea donde viajaban, y tenían los pilotos que podían conducir esos aviones directos a una torre u otros objetivos, y unos minutos después de una la otra, y casi al mismo tiempo, otro dirigido contra el Pentágono.
Es decir, es gente con un nivel de preparación técnica, organización, y no tienen que ser necesariamente grupos grandes; nadie sabe el daño que pueden hacer grupos pequeños, de 20, 25 ó 30 personas fanatizadas, o comprometidas con determinadas ideas, y el lugar donde más daño pueden hacer es en Estados Unidos. Se ve el estudio de la hora en que podía haber más gente en las oficinas, alrededor de las 9:00, el daño que podían hacer, las miles de víctimas que podía causar.
En realidad en este momento tendrán que buscar pistas, alguna pista, porque este hecho tiene características especiales. Es por eso que el deber más importante que, a mi juicio, tienen los dirigentes de Estados Unidos es luchar contra el terrorismo, y en parte estas tragedias son consecuencia de haber aplicado los métodos terroristas, en el caso de Cuba durante un montón de años, y en el de otros países; porque ha difundido la idea del terrorismo, y no hay ningún poder del mundo hoy, por grande que sea, que pueda evitar hechos de esa naturaleza, porque los llevan a cabo personas fanáticas, personas indiferentes totalmente a la muerte. De modo que la lucha contra tales métodos es difícil.
De esto se puede sacar una idea: ninguno de los actuales problemas del mundo se puede resolver por la fuerza, no hay poder global, ni poder tecnológico, ni poder militar que pueda garantizar la inmunidad total contra tales hechos, porque pueden ser acciones de grupos reducidos, difíciles de descubrir, y lo más complicado, aplicados por gente suicida. De modo que el esfuerzo general de la comunidad internacional es poner fin a una serie de conflictos que andan por el mundo, cuando menos en ese terreno; poner fin al terrorismo mundial (Aplausos), crear una conciencia mundial contra el terrorismo. Y les hablo en nombre de un país que ha vivido más de 40 años de Revolución y ha adquirido mucha experiencia, está unido y tiene un nivel de cultura grande; no es un pueblo de fanáticos, ni ha sembrado fanatismo, sino ideas, convicciones, principios.
Estaríamos en mejores condiciones de defendernos, y lo hemos demostrado, ¡cuántas vidas no se han salvado, frente a tanto dinero y tantos recursos para sembrar el terrorismo en nuestra patria! Hemos vivido 40 años de experiencia, estamos diez veces más preparados para prevenir tales actos que incluso Estados Unidos.
Es muy importante saber cuál va a ser la reacción del gobierno de Estados Unidos. Posiblemente vengan días peligrosos para el mundo, no estoy hablando de Cuba. Cuba es el país que más tranquilo está en el mundo, por diversas causas: por nuestra política, por nuestras formas de lucha, por nuestra doctrina, nuestra ética, y, además, compañeras y compañeros, por la ausencia total de temor.
Nada nos inquieta, nada nos intimida. Sería muy difícil fabricar una calumnia contra Cuba, no lo creería ni el que la inventara y patentizara, es muy difícil; y Cuba no es hoy cualquier cosa en el mundo (Aplausos), tiene una posición moral muy grande y una posición política muy sólida. Ni me pasa por la mente la idea, aunque haya salido uno de los mentecatos de la mafia a ver cómo intrigaba, y creo que mencionó hasta a Venezuela y a Cuba, uno de los tantos de la mafia, charlatanes despreciables. Nadie le va a hacer el menor caso; pero habrá situación de tensiones, riesgos, en dependencia de cómo actúe el gobierno de Estados Unidos.
Los días próximos van a ser tensos dentro de Estados Unidos y fuera de Estados Unidos, empezarán a emitir opiniones no se sabe cuánta gente.
Siempre que ocurre una tragedia de estas, por difíciles que puedan ser a veces de evitar, no veo otro camino, y si en alguna ocasión es permitido hacerle una sugerencia al adversario —adversario que ha sido duro con nosotros durante muchos años, pero sabe que somos duros, sabe que resistimos, sabe que no somos bobos, y puede haber hasta un poquitico de respeto hacia nuestro país—, hay muchos problemas en muchas partes, pero si fuese correcto en alguna circunstancia sugerir algo al adversario, en aras del bienestar del pueblo norteamericano y basándome en los argumentos que expuse, les sugeriríamos a los que dirigen el poderoso imperio que sean serenos, que actúen con ecuanimidad, que no se dejen arrastrar por raptos de ira o de odio, ni se lancen a cazar gente lanzando bombas por todas partes.
Reitero que ninguno de los problemas del mundo, ni el del terrorismo, se pueden resolver por la fuerza, y cada acción de fuerza, cada acción disparatada del uso de la fuerza, en cualquier parte, agravaría seriamente los problemas del mundo.
El camino no es la fuerza ni la guerra. Lo digo aquí con toda la autoridad de haber hablado siempre con honradez, poseer convicciones sólidas y la experiencia de haber vivido los años de lucha que ha vivido Cuba. Solo la razón, la política inteligente de buscar la fuerza del consenso y la opinión pública internacional puede arrancar de raíz el problema. Creo que este hecho tan insólito debiera servir para crear la lucha internacional contra el terrorismo; pero la lucha internacional contra el terrorismo no se resuelve eliminando a un terrorista por aquí y otro por allá; matando aquí y allá, usando métodos similares y sacrificando vidas inocentes. Se resuelve poniendo fin, entre otras cosas, al terrorismo de Estado y otras formas repulsivas de matar (Aplausos), poniendo fin a los genocidios, siguiendo lealmente una política de paz y de respeto a normas morales y legales que son ineludibles. El mundo no tiene salvación si no sigue una línea de paz y de cooperación internacional.
Nadie se vaya a imaginar que estamos buscando comprar una tonelada de cualquier cosa en el mercado de Estados Unidos. Nosotros hemos demostrado que podemos sobrevivir, vivir y progresar, y todo lo que aquí se muestra hoy es una expresión de un progreso sin paralelo en la historia (Aplausos). No se progresa solo produciendo automóviles, se progresa desarrollando inteligencias, impartiendo conocimientos, creando cultura, atendiendo a los seres humanos como deben ser atendidos, que es el secreto de la enorme fuerza de nuestra Revolución.
No tiene salvación el mundo por otras vías, y me estoy refiriendo en este caso a las situaciones de violencia. Búsquese la paz en todas partes para proteger a todos los pueblos contra esa plaga del terrorismo, que es una de las plagas (Aplausos), porque hoy hay otra terrible plaga que se llama, por ejemplo, SIDA; hay otra terrible plaga que mata a decenas de millones de niños, adolescentes y personas en el mundo por hambre, por enfermedades y por falta de asistencia y medicamentos.
Hay en el terreno político ideas absolutistas, pensamiento único que se le trata de imponer al mundo, y promueven rebeldías e irritaciones por todas partes.
No se salva este mundo —y ya esto no tiene que ver con el terrorismo— si continúa desarrollándose o aplicándose este orden económico y social injusto que conduce al mundo a la catástrofe, a un camino del cual no podrían escapar los 6 200 millones ni los futuros hijos de los habitantes que hoy tiene este planeta, que está siendo cada vez más destruido y conducido a la pobreza, al desempleo, al hambre y a la desesperación. Lo demuestran las masas en distintos lugares ya históricos, como Seattle, Quebec, Washington, Génova.
Ya los más poderosos líderes de la economía y de la política mundial no pueden casi reunirse; la gente tiene cada vez menos miedo, está sublevada, lo que puede apreciarse en todas partes. Yo acabo de estar en Durban y vi allí a miles de personas pertenecientes a las Organizaciones No Gubernamentales; se ve crecer como espuma el descontento en el mundo.”
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