“El movimiento tiene propuestas a largo plazo, propone una ruptura con el capitalismo, a través de una transición ecológica, social y democrática, poniendo por delante nuevas propuestas, que son incluso a más largo aliento: el bien vivir, el bien común, la gratuidad, la reinvención de la democracia, el estado social de interés general, los servicios públicos, nuevas formas de propiedad que sean a la vez públicas y ciudadanas…”
Miembro del Consejo Internacional del Foro Social Mundial y vicepresidente de ATTAC, el activista, economista y urbanista francés Gustave Massiah, llega por primer a vez a Chile como parte de la gira de presentación en América Latina de su libro “Una estrategia Altermundialista”. Con él conversamos en LOM, su casa editora en Chile, sobre los alcances del movimiento altermundialista, concepto poco conocido en el país, pero que alude a algo que conocemos de cerca: la resistencia social, desde distintos frentes, a las políticas del sistema neoliberal.
Durante su estadía, quiere conversar con representantes de diversos movimientos sociales chilenos, comenzando por el estudiantil, interesado y atento a lo que pasa en el país y en la región, reconociendo que “hay nuevos movimientos que han tomado una gran importancia y que tienen un peso sobre la evolución de las situaciones políticas” a nivel global.
Massiah, en su libro revisa los inicios del neoliberalismo allá por los 80 del siglo XX, situando en la decisión tomada en 1981 por el Banco Federal de Estados Unidos de elevar drásticamente la tasa de interés real de un 1,8% a un 8,6%, su punto de partida. Medida técnica que, según el autor, obedeció a un cambio de orientación política con la que se pone fin a la época postfordista y se da inicio a la financiarización de la economía, generando una mayor precarización del empleo o la ausencia de éste, ya que el trabajo pasa a ser “una de las variable de ajuste” del sistema y la externalización de los costos sociales una práctica intrínseca. Estas medidas fueron dando forma a su contraparte: un creciente movimiento social que se visibilizó en Seattle en 1999, como movimiento contestatario, para continuar marcando presencia en los foros sociales que se organizan en paralelo a las reuniones del poder dominante, como instancias de debate ideológico y de superación del neoliberalismo y del propio sistema capitalista.
Como es sabido, Chile fue un laboratorio del modelo neoliberal, donde se aplicaron sus políticas y se exportaron a los países vecinos. ¿Hoy, en su primera visita, cómo ve al país, con su economía y su movimiento social?
“El fin de la dictadura fue una victoria, pero que sin embargo, no se tradujo en la desaparición del neoliberalismo. En primer lugar, porque el neoliberalismo fue experimentado en Chile y se apoyó en fuerzas sociales y sobre todo, en fuerzas económicas importantes, que no desaparecieron con la dictadura, y también porque el fin de la dictadura fue en un momento en que el neoliberalismo era dominante a escala mundial, en que ya no era solamente experimental como al principio en Chile, lo que reforzó las fuerzas neoliberales que existían, incluso después de la dictadura. Pero de todas maneras hubo resistencias que continuaron como en todo el resto del mundo. Pero piensa que el nuevo movimiento chileno desde el 2010 es un nuevo ciclo de lucha para Chile y más allá. Estamos en una etapa de agotamiento del neoliberalismo a escala mundial entonces, no va a ser automático pero hay grandes posibilidades que hayan cambios en el mundo entero y en Chile también”.
Marca el 2010 como el principio de un nuevo ciclo…
“Si, el 2010 empezó un nuevo ciclo de luchas, de resistencias sociales y política y también un nuevo ciclo de lucha ideológica”.
Dentro del movimiento altermundialista se plantean nuevos sectores movilizados, ¿cuál es el rol que le cabe a los trabajadores dentro del altermundialismo, o este movimiento surge como reemplazo al movimiento obrero de antaño?
“Cada movimiento es una prolongación y una renovación de los movimientos precedentes. El movimiento altermundialista prolonga y renueva el movimiento obrero como movimiento de emancipación. Lo mismo con el movimiento de colonización, prolonga y renueva los movimientos por la democracia de los años 70. Pero por otra parte, el movimiento altermundialista es una convergencia de movimientos, incluyendo en un lugar importante al movimiento obrero, sobre todo el movimiento sindical. Pero en la nueva cultura del movimiento altermundialista, no hay contradicciones principales ni contradicciones secundarias. El conjunto de los movimiento no está subordinado a un solo movimiento obrero o cualquier otro. Hay un reconocimiento a la importancia particular de la lucha obrera pero no es la única lucha ni la que organiza al resto de las otras luchas. También están los movimientos campesinos, los movimientos de las mujeres, los movimientos de los pueblos indígenas, de los derechos humanos. Todos los movimientos consideran que su lucha es legitima y no subordinada”.
En tal sentido, ¿la lucha de clase que papel juega, o está superada?
“La lucha de clases es una de las principales formas de representación y de compresión de la historia, pero también hay otras representaciones que pueden jugar un rol: la lucha religiosa, las luchas nacionales, las diferentes formas de lucha ideológica. Se piensa que esas luchas no pueden ser entendidas fuera de la idea de lucha de clase social, pero no se puede considerar que el análisis de la lucha de clases, sobre todo en un análisis esquemático, es suficiente para entender el funcionamiento de la historia, aparte que no hay solamente dos clases en la sociedad, hay alianza de clases, y la lucha de clases es algo extremadamente rico y complejo”.
¿Qué une a los actores sociales que participan en la lucha altermundialista…? ¿cuál es el motor común?
“Para partir el movimiento altermundialista, propone una nueva manera de pensar la situación y considera que la crisis actual es en primer lugar una crisis del neoliberalismo, una crisis de una fase de la mundialización capitalista. Esta fase de globalización capitalista se traduce en la desigualdades sociales muy fuertes. Se traduce en nuevas formas de corrupción y se traduce en la creación de una oligarquía mundial. Pero no es solamente una crisis del neoliberalismo, es también una crisis del modo de producción capitalista, porque también hay otros factores que acentúan la contradicción social, como por ejemplo la crisis geopolítica que se traduce en fuertes contradicciones de potencias entre los nuevos países emergente y el bloque occidental, y porque hay un reforzamiento de las contradicciones de la descolonización. Además, a causa de la crisis ecológica, esta crisis muestra que hay que cambiar los modos de producción y de consumo, entonces es una crisis del sistema capitalista. En Belem (Foro Social), ciertas partes del movimiento pusieron de relieve otro aspecto de la crisis que decían hay que poner en cuestión: la relación entre las especie humana y la naturaleza, es decir, incluso parte de los fundamentos de la ciencias contemporáneas. Entonces, se puede hablar de que estamos frente a una crisis de civilización.
La evolución del movimiento altermundialista ha permitido caracterizar mejor esta crisis, pero este movimiento se construye alrededor de una proyecto nuevo y una orientación común en la idea de que se puede organizar el mundo y cada sociedad a partir de la igualdad de derechos para todos. Al decir igualdad de derecho para todos, implica que se tiene que pensar de nuevo la relación entre el capital y el trabajo. Pero lo que aprendieron del periodo anterior es que un proyecto de emancipación no es la expresión de una sola clase, porque no hay una comprensión sociológica de la emancipación, hay una dialéctica entre las bases sociales de un proyecto y el proyecto mismo. Es decir, esta orientación de la igualdad de acceso y de derechos define las bases sociales del proyecto. Por ejemplo, no son todos los campesinos los que se hacen parte del proyecto altermundialista, sino los campesinos que defienden el derecho a la agricultura campesina y a la soberanía alimentaria, es decir el conjunto de movimientos campesinos que conforman hoy día la Vía Campesina. No es el conjunto de sindicatos altermundialista, sino los sindicatos que plantean el problema de los derechos de los trabajadores…”
¿Cómo se sobrepone el movimiento a la multitud de intereses creados dentro de estos actores sociales para ser efectivo…?
“Justamente es por eso que se inventa una nueva cultura política, una cultura de la unidad dentro de la diversidad y combina la autonomía. Es decir la construcción de actividad autogestionada sobre una base horizontal y no vertical. Es por eso que en el movimiento altermundialista hay un proyecto que está definido en los términos de la batalla de ideas, y luego hay formas de acción política que dependen de las diferentes situaciones nacionales y regionales”.
Triunfo ideológico
La aplicación de la Tasa Tobim, (impuesto a las transacciones financieras) es una de las propuestas del movimiento que ahora se está discutiendo como una posibilidad de aplicación por algunos gobiernos europeos, ¿cómo ven esta posibilidad?
“Como una victoria ideológica y justamente por eso que el libro se llama Una estrategia altermundialista, porque la estrategia es, por una parte, propuestas inmediatas para mejorar las condiciones de vida de la capas populares, y al mismo tiempo propuestas a largo plazo, porque se sabe que no son las medidas a corto plazo las que permiten cambiar la sociedad.
El movimiento altermundialista propuso hace 12 años la Tasa Tobin, con el nacimiento de ATTAC. En los ochenta, en la lucha contra la deuda y contra la Organización Mundial del Comercio, el movimiento altermundialista hizo un cierto número de propuestas inmediatas como la tasa Tobin, la prohibición de paraísos fiscales, el control de las finanzas, una redistribución de los ingresos, la soberanía fiscal y un número de propuestas de ese tipo. Eran propuestas de corto plazo pero que se oponían directamente a la lógica del neoliberalismo. Luego de la crisis del 2008, los gobiernos dijeron que justo era eso lo que se tenía que hacer. Eso es una victoria ideológica, porque no osaron decir que había que dejar que los mercados solucionaran todo y dejar que se arregle solo, pero por otra parte, no tienen la intención de aplicar estas medidas, porque justamente los que controlan el sistema quieren guardar sus privilegios. Pero estas ideas comenzaron a convencer a un cierto número de partidos y de gobiernos, por ejemplo en América Latina, están Ecuador, Venezuela, Bolivia, que están a lo menos, convencidos de aplicar algunas medidas, o comenzar, por ejemplo, la nacionalización de IPF en Argentina, o la tasa sobre las exportaciones de soya. Ya no es un neoliberalismo puro, incluso si el neoliberalismo sigue siendo dominante. Por ejemplo, la izquierda radical griega propone anular una parte de la deuda y retomar el control del Banco Central. Estas son una serie de medidas que están contra el neoliberalismo. Pero, al mismo tiempo, el movimiento tiene propuestas a largo término, como una ruptura con el capitalismo, a través de una transición ecológica, social y democrática, poniendo por delante nuevas propuestas, que son incluso a más largo plazo: el bien vivir, el bien común, la gratuidad, la reinvención de la democracia, el estado social de interés general, los servicios públicos, nuevas formas de propiedad que sean a la vez públicas y ciudadanas… Es lo que se comenzó a discutir en Río+20.”
En época de crisis como la que se vive hoy a nivel mundial, a nivel económico, político, ecológico y social, con continentes enteros abandonados a su suerte, como es el caso de gran parte Africa, donde incluso, desde el punto de vista de izquierda, se habla de la dicotomía: revolución o barbarie… ¿Cómo se responde a esa urgencia desde el movimiento altermundialista?
“En Africa ya hay lucha de resistencia también. Las situaciones son muy diferentes, la situación en Africa del Sur no es la misma que en Malí, por ejemplo. Y desde el punto de vista ecológico lo mismo. En la Amazonía o en Africa Central, la batalla por el bosque continúa.
El ideograma chino que quiere decir crisis -y que tiene más de dos mil años-, tiene dos signos, uno muestra riesgo, peligro; y el otro, oportunidad, suerte. Entonces, eso es la nueva lucha de clases, entre los que quieren luchar por cambiar el mundo y los que quieren conservar la situación para llevar al mundo al suicidio. ¿Entonces en qué nos podemos apoyar? Sobre la lucha y la resistencia. Pero la lucha y la resistencia son también creación sobre las políticas públicas y el acceso al derecho, porque justamente la igualdad de acceso a los derechos es lo fundamental de la lucha política. Cada vez que se puede tener leyes de acceso al derecho igualitario es un progreso.
Por otra parte, están las prácticas concretas alternativas a la sociedad actual, porque el capitalismo empezó en el feudalismo, inventando nuevas relaciones sociales de superación del capitalismo dentro del capitalismo, sabiendo que los movimientos pueden hacer trabajo de crítica intelectual y política para ir más allá. Son estas prácticas las que permiten explorar nuevas vías. Por ejemplo, en muchos países, los movimientos de las mujeres permitieron mejorar la condición de las mujeres, sin esperar la revolución. Y municipalidades donde existe gratuidad del transporte en ruptura con la privatización. Hay muchos movimientos de mujeres que desarrollan formas de cooperación solidaria, hay fábricas autogestionadas en Argentina… Hay una serie de formas que experimentan nuevas relaciones”.
¿Y a nivel económico, qué sistema de economía ve como respuesta?
“Hay dos etapas. Una etapa inmediata seria terminar con el neoliberalismo, lo que significa terminan con el control de los mercados mundiales de capitales, y llegar a formas de regulación pública ciudadana, como las que existían antes, llegando aún más lejos, pero si existían es que es posible. Del 1945 a 1980, en al menos una parte del mundo (en Europa, Estados Unidos y la Unión Soviética) se llegó a tener servicios públicos, educación y salud, protección social, pleno empleo, fondo de redistribución de los ingresos, una estado social financiado por los impuestos. Pero ahora el objetivo no es volver al keynesianismo de los años 80, en primer lugar porque entre el 45 y el 80 esa situación del estado social no era para todo el mundo, todavía había formas de imperialismo y control de materias primas. Hay que ir mas lejos que lo que se llegó en esas décadas. Por otra parte, las formas de propiedad no fueron cambiadas, entonces, también hay que poner en cuestión las formas de propiedad más a largo plazo. Y por otro lado, también está la cuestión del productivismo en relación con la ecología. Es por ello que proponemos a corto plazo, volver a un estado social generalizado, y a más largo término, buscar desde ahora la transición ecológica y social”.
¿Cuáles serían las diferencias y similitudes de este estado social con el socialismo?
“La pregunta es si hablamos del socialismo real o del socialismo teórico. El socialismo teórico hay que reinventarlo siempre, y con respecto al socialismo real, con lo que fue el sovietismo, el problema fundamental fue la cuestión de la democracia. Es por eso que en el nuevo movimiento plantea la pregunta de la reinvención de la democracia. El socialismo tal como era definido en los años 30 a 50 no tenían la cuestión de la democracia como un tema de importancia, era fundamentalmente productivista y el productivismo entra en contradicciones con la ecología. Es decir, la concepción del desarrollo de las fuerzas productivas como forma de crecimiento no se diferenciaba mucho de la idea capitalista. Entonces, hay que reinventar también el socialismo”.
¿Cuáles son las metas a corto plazo del movimiento altermundialista?
“En primer lugar luchar contra el neoliberalismo y acabar con el sistema neoliberal mundial. Es decir combatir la dictadura de la finanzas, ese es el primer objetivo. Y luego, inventar o reinventar la transición democrática social y ecológica”.
¿Cómo se organiza este movimiento para conquistar estos objetivos ambiciosos?
“El movimiento altermundialista no es una internacional, entonces no tiene una dirección ni partidos de vanguardias que organicen las masas. Esa es la diferencia fundamental con el periodo precedente. Por otro lado, estamos hoy día en una crisis de lo político. Las capas populares, no tiene confianza en la clase política, entonces, la autonomía del movimiento, permite construir una separación de los poderes, que es una garantía del pueblo con respecto a la corrupción del poder. Por eso, damos la prioridad a la organización de actividades autogestionadas, porque las actividades autogestionadas dan lugar a practicar la diversidad y a partir de esas actividades intentar probar la convergencia para la acción y la movilización. Son los movimientos los que definen las convergencias y las prioridades y esta forma de organización es la más eficaz para la batalla ideológica que es la batalla posible a escala mundial. Ese es el rol de movimiento altermundialista, después en cada situación los movimientos definen con las organizaciones políticas las posibilidades de tener forma de transformación política. La política es en primer lugar situaciones, entonces hay una autonomía entre la batalla política y la batalla ideológica. Entonces, la fuerza del movimiento altermundialista es la autonomía de sus movimientos”.
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