EL PAÍS. David Alandete. Washington,
19 ABR 2012
El Vaticano le ha encargado a un arzobispo norteamericano que imponga una
reforma integral de la mayor agrupación de monjas de Estados Unidos, a la
que acusa de “graves desviaciones doctrinales”, por oponerse
subrepticiamente a la doctrina oficial en materia de sacerdocio y
homosexualidad, y por “la prevalencia de ciertas ideas feministas radicales
incompatibles con la fe Católica en algunos de sus programas y
presentaciones”.
La llamada Conferencia de Liderazgo de Mujeres Religiosas (LCWR, por sus
siglas en inglés) agrupa a unas 1.500 superioras, que representan a un 80%
de las 57.000 monjas que residen en EE UU. La organización se creó en 1956,
a petición del propio Vaticano, para unificar las posturas doctrinales de
las hermanas norteamericanas en su labor de apostolado. El Vaticano ordenó
una revisión de sus actividades en 2008, al recibir de diversos oficiales
católicos quejas por supuestos desvíos doctrinales.
siglas en inglés) agrupa a unas 1.500 superioras, que representan a un 80%
de las 57.000 monjas que residen en EE UU. La organización se creó en 1956,
a petición del propio Vaticano, para unificar las posturas doctrinales de
las hermanas norteamericanas en su labor de apostolado. El Vaticano ordenó
una revisión de sus actividades en 2008, al recibir de diversos oficiales
católicos quejas por supuestos desvíos doctrinales.
Después de una investigación exhaustiva, la Congregación para la Doctrina
de la Fe, la antigua Inquisición, que ahora lidera el cardenal
norteamericano William Levada, ha anunciado una reorganización integral e
inminente. El elegido para supervisarla es el arzobispo de Seattle, J.
Peter Sartain, al que asistirán dos obispos: Thomas J. Paprocki y Leonard
Blair, que dirigieron la investigación.
En el informe del Vaticano, hecho público el miércoles y titulado “Análisis
doctrinal de la Conferencia de Liderazgo de Mujeres Religiosas”, la
Congregación para la Doctrina de la Fe identifica cuáles son las
infracciones más graves cometidas por las hermanas norteamericanas. “La
situación doctrinal y pastoral de LCWR es grave, y un asunto de seria
preocupación, dada la influencia que LCWR ejerce sobre las Congregaciones
religiosas en otras partes del mundo”, asegura.
El Vaticano critica que las hermanas norteamericanas sancionadas “protesten
contra las acciones de la Santa Sede en asuntos como la ordenación de
mujeres o el adecuado enfoque pastoral sobre el ministerio a personas
homosexuales”. En el informe se asegura que prevalecen entre esas monjas
“ciertos temas feministas radicales, incompatibles con la fe Católica”. “Es
más, algunos de sus comentarios sobre el ‘patriarcado’ deforman el modo en
el que Jesús estructuró su vida sacramental en la Iglesia; otros incluso
minan las doctrinas dadas sobre la Santa Trinidad, la divinidad de Cristo y
la inspiración de la Sagrada Escritura”.
“A la presidencia de LCWR le han sorprendido las conclusiones de la
evaluación doctrinal de la Congregación para la Doctrina de la Fe”, dijo la
agrupación investigada en un comunicado, emitido este jueves. “Dado que las
líderes de LCWR tienen la costumbre de reunirse anualmente con el personal
de la Congregación para la Doctrina de la Fe en Roma, y dado que la
Conferencia sigue canónicamente unos estatutos aprobados doctrinalmente, el
anuncio se considera sorprendente”.
En el documento del Vaticano se critica la relación de LCWR con Network, un
grupo de presión radicado aquí en Washington, creado por 47 monjas hace
cuatro décadas y cuya finalidad es avanzar políticas en consonancia con un
ideario de justicia social católica decididamente progresista. Durante el
debate de la reforma sanitaria de Barack Obama, que ahora estudia el
Tribunal Supremo, Network apoyó públicamente al presidente. Recientemente,
diversos obispos criticaron esa norma, por, entre otras cosas, haber
intentado imponer a las instituciones afiliadas a grupos religiosos que
ofrecieran cobertura de anticonceptivos a sus empleados.
grupo de presión radicado aquí en Washington, creado por 47 monjas hace
cuatro décadas y cuya finalidad es avanzar políticas en consonancia con un
ideario de justicia social católica decididamente progresista. Durante el
debate de la reforma sanitaria de Barack Obama, que ahora estudia el
Tribunal Supremo, Network apoyó públicamente al presidente. Recientemente,
diversos obispos criticaron esa norma, por, entre otras cosas, haber
intentado imponer a las instituciones afiliadas a grupos religiosos que
ofrecieran cobertura de anticonceptivos a sus empleados.
Paralelamente a esa investigación, la Congregación para los Institutos de
Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica ordenó en 2008 lo que
se conoce como una visita apostólica a las organizaciones de mujeres
religiosas de EE UU. La lideró la madre Mary Clare Millea, superiora
general de los Apóstoles del Sagrado Corazón de Jesús, que envió su informe
al Vaticano enero, sin revelar sus principales conclusiones.
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