lunes, 28 de mayo de 2012

Algunas condiciones de la izquierda salvadoreña en y desde el gobierno como pretexto para recordar al poeta Roque Dalton


Poeta y profesor Alex Canizález.


Al igual que la izquierda latinoamericana, el actual partido Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) en el primer gobierno de izquierda en El Salvador, pasa por una crisis de poder y de visión política.

Parecido a la izquierda argentina, no se consolida como una alternativa efectiva no solo para ser gobierno, porque ya lo es, desde hace veinte años, sino para garantizar y profundizar los cambios sociales por los que luchó, en los años 80´ siendo un movimiento guerrillero y revolucionario (el llamado “FMLN-histórico”) y desde los años 70´ siendo todo un movimiento social de masas que construyó a base de miles de vidas y sacrificios de desaparecidos, encarcelados, exiliados y torturados el instrumento histórico llamado “FMLN”, y hora en la postguerra o siglo XXI, siendo partido político en el primer gobierno de izquierda.

El FMLN es legítimamente elegido por el pueblo vías elección electoral el año 2009 como partido de gobierno, al menos en teoría, bajo la visión de democracia formal y burguesa. La causa de este triunfo electoral es la crisis del modelo económico y político neoliberal que tiene en recesión y en banca rota, nada más y nada menos que a los Estados Unidos de Norteamérica.

Esta crisis, es considerada por algunos revolucionarios teóricos como un momento histórico para echar andar verdaderos procesos revolucionarios a nivel mundial. Pero lo qué ha sucedido es que cada país según su contexto ha adaptado y creado su propio modelo, no ha seguido “recetas”. Por ejemplo, Venezuela apuesta por el socialismo del Siglo XXI, Brasil y Argentina por su parte, emprendieron un reformismo estructural aprovechando consolidar la macroeconomía y algunos programas de ajuste y de beneficio por los más vulnerables.

Pues bien, haber sido electo como partido de gobierno, no le dado al FMLN el verdadero poder para emprender revoluciones. El verdadero poder sigue siendo del sector económico y empresarial, es decir, del modelo estructural capitalista creado y desarrollado en cientos de años. El pueblo, entiéndase le dio el voto al FMLN para administrar al gobierno, una parte del Estado, pero no para darle el poder absoluto del Estado para cambiar el modelo capitalista criollo, por más discursos y decretos que se pretenda. Esta condición es clave para entender lo que está sucediendo.

La verdad, es que en El Salvador, el FMLN aprovechó la figura del periodista Mauricio Funes y la crisis económica mundial para sacar del gobierno al partido ultraconservador de derecha ARENA que dejo al país con altos índices de corrupción, pobreza, desempleo, criminalidad e inseguridad social.

Funes desde un inicio se declaró a sí mismo como un ciudadano de “izquierda” perteneciente a la llamada “izquierda social” pero no militante del partido de la izquierda oficial. Este hecho va a tener repercusiones en la visión de dirigir el país. Funes, debido a la falta de fondos (dado que ARENA dejo al país en banca rota) no le ha permitido desarrollar algunos cambios sociales a fondo, por ejemplo, el sistema de justicia, la corrupción policial, pero sobretodo la reforma fiscal con la que haría justicia de que los empresarios paguen los impuestos que los pobres les pagan vía el impuesto de valor agregado (IVA) y otros múltiples impuestos que se carga sobre la clase media. Es el modelo económico, el poder real que determina qué debe hacer o no debe hacer un partido en el gobierno.

Hay un distanciamiento entre el FMLN, Funes y el sector empresarial que mantiene al gobierno de izquierda con un cuchillo en el cuello. El sector ultraconservador empresarial de derecha, sigue mirando a la izquierda (social, partidaria, “oficialista” o simplemente “resentida”) como su acérrimo enemigo de clase. Por ello, ha disminuido la inversión local o simplemente ha dejado de invertir en el país o ha invertido en otros países, sobre todo Honduras para generar más crisis económica como forma de venganza contra la población que sacó del gobierno a su partido oligárquico.

Ante esta condición, el actual FMLN, no ha podido rediseñar y repensar el modelo estructural neoliberal por otro alternativo. Sin embargo, ha promovido desde el Plan de gobierno la visión de una “economía inclusiva y sostenible” y de esa manera extender los subsidios y programas compensatorios y una política tributaria tímida para lo que se esperaba. Ha creado 50 mil empleos, sobretodo en el gobierno y en el sector privado a pesar de lo complicado en que se encuentra. Ha hecho posible que el 16% de niños descalzos de un millón y medio de estudiantes en el sistema educativo tengan zapatos, reciban su vaso de leche y un refrigerio escolar y se mantengan en la escuela y procura la calidad educativa con la estrategia de Escuela Inclusiva de Tiempo Pleno.

Por otra parte, el Plan de gobierno firmado entre Funes y el FMLN, fue pensado no para transformar el modelo de la economía del país si no para crear condiciones para una posible “Social democracia” o como un período de transición, ya que nada cambia y se transforma en poco tiempo de cinco años de gobierno.

Sin embargo, esta idea por muy lucida no ha sido entendida por la población ni por la misma militancia del FMLN que añoraba cambios radicales y profundos. Una cosa es clara, la visión de “economía de libre mercado” no es una alternativa real y viable, hoy por hoy, para el país ni para la izquierda salvadoreña. Los resultados de pobreza, delincuencia, exclusión social, violencia y desigualdades sociales que genera el neoliberalismo están a la vista y no requiere más evidencias

Sin embargo, la izquierda gubernamental salvadoreña, al igual que la de Brasil, Argentina, Guatemala, optaron por “reformar el reformismo económico”, procurando lo que la derecha añora: “empresas robustas” “exitosas” con una “macroeconomía establece y pujante” ya que la lógica del Capital humano, sólo se explica, en crear oportunidades de trabajo, pues sin trabajo no es posible salir de la pobreza. Pero qué sucede con el capital cultural sin una educación, sin salud de calidad ¿?

Pero, ¿qué tipo de empresa se podría emprender como alternativa? No se sabe. Nadie lo dice. Aunque Venezuela, parecido a la Yugoslavia de Tito está promoviendo la empresa mixta estatal semi privada, Cuba y China hacen lo suyo, para corregir su sistema político centralizador de la economía.

Es probable que el partido del FMLN no tiene control total del gobierno para decidir como cualquier partido tradicional de gobierno de derecha qué hacer y que no hacer con el Estado. Funes desde un inicio dejo claro su origen político, ser una “izquierda sin partido”. Por ello, se ha mantenido desarrollando la idea de ser un “presidente de y para todos y no para un solo partido o sector privilegiado” como sucedía en los pasados gobiernos de derecha, llámense ARENA, PCN, PDC, PRUD, “Tecomate” o cualquier otro. Por ejemplo, en los gobiernos de derecha de ARENA, el Presidente de la República era el presidente del país, presidente del partido de gobierno y presidente de la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP) y en tiempo del militarismo, el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas. Es decir, el poder total.

Reconózcase, acertado o no, Funes ha innovando la figura y la forma presidencial tradicional. Sin embargo esta praxis de ser “el presidente de todo un país” y no “presidente de un partido o del sector empresarial” ha tenido su costo político y electoral. Pues ante los ojos de la población este división y/o distanciamiento con el partido que lo llevo al gobierno, culturalmente, no lo ve bien, le provoca desconcierto de cara a la continuidad del FMLN en otro período presidencial para consolidar o hacer cambios más profundos. Sí y solo sí el imperio de los EEUU y la oligarquía se lo permiten. 

Esta idea de “ser presidente de un país” parece aceptable desde el positivismo empírico, sin embargo, en la práctica ha debilitado la figura formal de la “presidencia” y debilitado al partido que lo llevó al gobierno. El presidente Barak Obama, por ejemplo, en EEUU gobierna para todos en ese país, su finalidad es levantar la economía de todo un sistema económico “el Capitalista”, que en teoría favorece a toda la sociedad estadounidense, aunque en realidad sólo ha favorecido al sistema financiero que entró en crisis y con ella, arrastró a las economías dependientes como la salvadoreña torpemente privatizada y dolarizada, con altos índices de desempleos, con más del 40% de la población viviendo con menos de un dólar diario, es decir, en el nivel de pobreza extrema ya que el salario no les alcanza para adquirir la canasta básica alimenticia.

Todas estas condiciones se interrelaciona unas a otras, pero hay otra condición característica de este momento histórico, y es que la izquierda salvadoreña en el gobierno está fragmentada y no tiene movimiento social como otrora nado en él como pez en el agua. La verdad es que sin movimiento social (sindical obrero y campesino) no hay quien defienda de los golpes políticos e ideológicos que le asesta a diario la derecha por medio de sus medios de información y comunicación. 

La fragmentación debilita a toda la izquierda frente a estas condiciones, por ejemplo, la “TR” (Tendencia Revolucionaria) cuyas acciones de confrontación y desestabilización al gobierno dividen y fragmentan aún más lo que queda. En lugar de mantenerse dentro y transformar desde adentro al partido de izquierda. Y he aquí, la falta de capacidad del la misma izquierda para manejar sus diferencias internas de manera razonada, democrática y no recurrir a exclusiones, expulsiones y otras taras.

El desencanto es otro condición que ha provocado incluso entre los más radicales la falta de defender los principios sociales de una autentica izquierda popular. Esta es la ultima condición, la falta de una comunicación efectiva entre el gobierno y la sociedad. El reto entonces es ¿cómo podemos ayudar los intelectuales y artistas a superar estas condiciones adversas? Roque Dalton, nuestro poeta, ya lo decía a su modo: “LA CUESTIÓN NO ES DE FORMAS ES DE ESENCIAS…” “Recuerdo nítidamente/ que por mi culpa y la de mis ideólogos/ perdimos la batalla…/” 

Sirva este comentario, poco riguroso como un pretexto para recordar el nacimiento y asesinato del poeta Roque Dalton quien desde su risa y carcajadas nos sigue animando a no perder la alegría y la esperanza, porque siempre hay algo que se puede hacer, sobretodo, desde adentro del partido de izquierda y no desde fuera como simples espectadores pequeños burgueses con el agravante de ser algunos “pobrecitos poetas” y mis hermanos.

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