jueves, 10 de mayo de 2012

SALIM LAMRANI: “Los franceses tienen ansias de justicia social”


Cecilia Diwan
Radio Nacional de Argentina
7 de mayo de 2012

Cecilia Diwan: ¿Qué impacto va a tener, primero en Francia y luego en Europa el triunfo de Hollande en estas elecciones presidenciales en Francia?

Salim Lamrani: Yo creo que la elección de François Hollande a la presidencia de la República francesa reviste una importancia trascendente por varias razones. Marca indudablemente una ruptura con el gobierno neoliberal anterior, que arremetió contra las conquistas sociales. El balance del gobierno de Nicolás Sarkozy es aterrador al respecto. Es el autor del peor plan social de la Quinta Republica con la supresión de 150.000 puestos de funcionarios en 5 años. Aumentó la edad de retiro, privatizó muchos servicios públicos, cerró escuelas y hospitales, hizo regalos fiscales a las clases más acomodadas de la sociedad. Se disparó la deuda francesa en el espacio de cinco años, se multiplicó por dos. Ahora asciende a 2 billones de euros. Por otra parte, hay cerca de un 10% de la población francesa desempleada y más de 8 millones de ciudadanos que viven por debajo del umbral de la pobreza en un país que es la quinta potencia mundial y que es dos veces más rico que hace 20 años.
El gran problema en Francia no es la falta de riqueza sino su mala repartición. Los que votaron a favor de François Hollande esperan de él que resuelva esta situación. De hecho Hollande habló en su primer discurso de justicia porque los franceses, después de cinco años de gobierno neoliberal, tienen ansias de justicia social y lo han demostrado mediante esta elección. Hay que recordar que el lema oficial de nuestra República es libertad, igualdad, fraternidad. Éste es un primer punto.
También a nivel continental, la elección de Hollande es importante porque por primera vez desde la crisis financiera en 2008 en Europa y la aplicación de medidas de una austeridad extrema un candidato de izquierda gana unas elecciones presidenciales. En toda Europa hay una mayoría de gobiernos conservadores partidarios de la aplicación de planes de ajuste severos. Con la elección de Hollande se abre una brecha en Europa a favor de una alternativa política que no sea esa ola neoliberal que está destruyendo todas las conquistas sociales. Se rompe el eje Sarkozy-Merkel. Ahora la Alemania de Angela Merkel, favorable a la austeridad, se encuentra aislada. Hollande declaró anoche en su primer discurso que “la austeridad ya no puede ser una fatalidad en Europa”. Es una ruptura muy importante. 
El nuevo presidente francés parece haber comprendido que las actuales políticas de austeridad que promueven las instituciones financieras internacionales y el Banco Central Europeo, y que se aplican en Europa tienen el efecto inverso al que pretenden causar ya que la reducción de los gastos, la disminución de los salarios y de las pensiones de retiro —además de las consecuencias sociales y humanas que ocasionan— conducen inevitablemente a la recesión, a una contracción del consumo.

CD: ¿Qué medidas se pueden esperar entonces después de esta ruptura? Él dice que va a romper con este camino de austeridad. ¿Qué medidas se puede esperar que promueva Hollande sobre todo teniendo en cuenta que Merkel no está dispuesta a renegociar este pacto fiscal que se viene aplicando en Europa?

SL: Efectivamente el principal problema es el de la deuda. Hay dos opciones: el estatu quo que preconiza Angela Merkel o una reforma del Banco Central Europeo para permitirle que preste directamente a los Estados.
El caso emblemático de la crisis financiera en Europa es el caso de Grecia. Sabemos que la crisis griega se podría haber evitado. Habría bastado con que el Banco Central Europeo hubiera prestado directamente a Grecia las sumas necesarias, con la misma tasa de interés con la que presta a los bancos privados, es decir entre el 0% y el 1%. Eso habría impedido toda especulación sobre la deuda por parte del mundo financiero. Pero el problema es que el Tratado de Lisboa que quiere mantener a toda costa Angela Merkel —que, dicho sea de paso, el pueblo francés rechazó por referéndum en 2005 pero el presidente Sarkozy lo impuso por vía parlamentaria tres años después contra la voluntad de los ciudadanos— prohíbe la posibilidad de que el Banco Central preste directamente a los Estados.
Yo creo que Hollande puede convencer a las demás naciones, porque primero las políticas de austeridad son económicamente ineficientes y además es difícil construir Europa sin Francia que es su segunda potencia, como sería difícil edificar una América Latina unida sin Argentina, que es la tercera potencia.

CD: Estamos hablando de lo que va a suceder en Europa después del triunfo de Hollande. ¿Qué se puede esperar que suceda en Francia teniendo en cuenta que en general cuando un presidente gana las elecciones tiene cien días, se podría decir, de luna de miel? Después empiezan las exigencias, pero Hollande en junio va a tener que enfrentarse a unos comicios legislativos. ¿Qué se espera que suceda en esos comicios teniendo en cuenta que la extrema derecha obtuvo un gran porcentaje de los votos en primera vuelta?

SL: Es verdad que la extrema derecha consiguió un 17,9% pero si comparamos este resultado con las elecciones de 2002 podemos decir que el porcentaje de la extrema derecha bajó. En realidad se mantuvo más o menos el nivel de la extrema derecha.
La nueva fuerza política que emergió de la primera vuelta electoral francesa es el Frente de Izquierda que sacó un 11%, o sea 4 millones de votos, los cuales permitieron la elección de François Hollande en la segunda vuelta. El 82% de los que votaron a favor del Frente de Izquierda optaron por François Hollande.
Claro, el nuevo presidente francés quiere una mayoría en el Parlamento. Pero tiene que enfocar su política a lo social, mejorar las condiciones sociales del pueblo francés. Desde luego eso tiene que pasar por el aumento del salario mínimo, que es imprescindible. En la historia francesa, en la historia política francesa, cada vez que gana la izquierda se aumenta el salario mínimo.
Hay que aumentar el salario mínimo porque es lógicamente lo adecuado desde un punto de vista económico, porque cuando se aumenta el salario mínimo se alienta el consumo. Si se alienta el consumo las empresas producen más para responder a esta nueva demanda. Para poder hacerlo tendrán que contratar a gente y así disminuirá el desempleo. El Estado, desde luego, sale ganador porque gastará menos para ayudar a los que no tienen trabajo y por otra parte recaudará más impuestos con estos nuevos trabajadores. Yo creo que el camino viable es aumentar el salario mínimo.

*Doctor en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad Paris Sorbonne-Paris IV, Salim Lamrani es profesor encargado de cursos en la Universidad Paris-Sorbonne-Paris IV y en la Universidad Paris-Est Marne-la-Vallée y periodista, especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Su último libro se titula Etat de siège. Les sanctions économiques des Etats-Unis contre Cuba, París, Ediciones Estrella, 2011, con un prólogo de Wayne S. Smith y un prefacio de Paul Estrade. Contacto: Salim.Lamrani@univ-mlv.fr




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